Historia del rockero y la loca (parte II)

Él no sé si en otra vida, dimensión espacial
Ella, quizás en otro lugar, galaxia, espacio
Ellos, en fin, se encontraron
Él cargado de vida propia, sueños, responsabilidades
Él casi era una sombra de aquél rockero
El era un hombre semidecente
Ella, la loca, había construido un mundo con fortalezas de gelatina
Ella, semidemente, corría por la calle
Ellos se encontraron
Ella lo vio, corrió en dirección opuesta
Ella tuvo miedo
El, indiferente, seguía mirando las gentes pasar
El quizás cantando un himno siempre presente
Ella volvió, se embauco
El la vio, se acerco
Ellos música arriesgarse lo común lo difícil
El fue abriéndose mostrándose así
Ella helo las fortalezas de gelatina, ahora hielo gélido
El continuaba, algo pasaría
Ella extrañada, no previo lo que pasaba
Ellos se miraron se abrazaron se miraron
Ellos se rozaron se incomodaron y desearon
Ellos sentados, el mundo pasaba alrededor
El la sujetaba, era su chaleco de fuerza
Ella lo quería, era su guitarra
Ella olvidaba su locura y el de a ratos enloquecía
Ellos se desvistieron de palabras y dejaron en topless sus almas
Ella no opinaba, solo preguntaba y condicionaba
El asentía, con valentía y mentía
Ellos se proyectaron de nuevo a la noche, solos
Ella, se fue, volvió a cucaña, aunque creía haber estado en su Nuevo Mundo
El se quedo y cruzo. El no miro atrás
Ellos se volverían a encontrar
El la eterna filatería, labia, monserga
Ella la eterna crédula creyente adepta
Ella quizás inocente, quizás carente de juicio
Ella creyó
El, obvio, mitómano
Ellos serán entregados al mañana
Ella, seguirá esperando que la peluca telefónica marque algún llanto
El no se
Esta historia no se sabe cuando empieza ni cuando acaba. La interminable desazón de la sinrazón amarga los días de sus protagonistas…Pero esto ya es parte del tempus fugit, y lo que factura en el mercado del hoy es carpe diem